Golpes de Estado y poder militar
(1944-1979)
En 1944, el general
Maximiliano Hernández Martínez dejó el gobierno. Con su salida, El Salvador comenzó
lo que parecía ser una nueva
etapa
en
su
vida
política: la fase -atravesada
por continuos golpes
de Estado-- de la lucha partidaria por la gestión
del Estado.
Esta fase
coincidió con
los inicios
del protagonismo económico de la burguesía industrial, el cual
se frustró
en forma dramática con el fracaso
del proyecto
sustitutivo de importaciones plasmado en el Mercado
Común
Centroamericano (MERCOMUN), mismo que se quebró definitivamente cuando estalló la guerra entre El Salvador
y Honduras
en 19692• El movimiento popular
-actor fundamental en el triunfo de la huelga de brazos
Caídos se aglutinó
en torno a la figura del líder populista Arturo Romero y
el Partido Unión Democrática (PUD) -del que Romero era el líder- y se preparó
para el proceso electoral, convocado
por la Junta de Gobierno formada tras la renuncia de Hernández Martínez,
mientras que la oligarquía y los grupos socia-
les más conservadores se agruparon en torno al Partido Agrario (PA). El Partido Comunista de El Salvador
(PCS), principal fuerza política
durante el levanta- miento campesino de 1932, no tenía mucho que ofrecer en estas circunstancias dada su debilidad organizativa y la escasa base social con la que contaba'.
Dictadura Militar Cafetalera
Las tres primeras décadas del siglo XX estuvieron marcadas en El Salvador por cambios sociales, políticos y económicos: El café se consolidó como el principal producto de la economía y como soporte de la clase alta y política. Ambas clases establecieron relaciones entre ellas llegándose a fusionar.
La llegada de Hernández Martínez “echó por la borda” el proceso de democratización que había iniciado Arturo Araujo, presidente que fue derrocado por un grupo de militares jóvenes, quienes nombraron a Hernández Martínez como el nuevo presidente.
El 15 de octubre de 1979, un grupo de militares liderados por el coronel Adolfo Majano expulsó al general Carlos Humberto Romero y formó una Junta Revolucionaria de Gobierno tras anunciar la Proclama de la Fuerza Armada. La Junta cayó tres meses después que el coronel Jaime Abdul Gutiérrez y el coronel Guillermo García, Ministro de Defensa, controlarán la transición política.
A partir de la masacre la represión aumentó; las organizaciones democráticas fueron destruidas casi en su totalidad, los partidos políticos fueron declarados ilegales, los canales de expresión clausurados, el movimiento de la población controlada mediante las "Cédulas de Defensa Patriótica Nacional". Además se crearon instancias represivas para "guardar" y vigilar el orden público, sellando así un pacto entre la oligarquía y la estructura militar.
Con la llegada a la presidencia del General Maximiliano Hernández Martínez se inició un período nuevo en la historia de El Salvador: el inicio de una dictadura militar que va a gobernar el país por cincuenta años.
El general Hernández Martínez fue derrocado en 1.944 por un movimiento cívico-militar bautizado "Movimiento del 44". La Junta surgida de dicho movimiento fue, a su vez, derribada por la "Revolución del 48" que llevó a la presidencia al teniente coronel Oscar Osorio. Bajo la inspiración del PRI mejicano, Osorio fundó el Partido Revolucionario de Unificación Democrática (PRUD) y su gobierno se caracterizó por una política de fomento del sector industrial y por la promoción de la integración económica centroamericana. Estableció por primera vez salarios mínimos, y dio inicio a un sistema de seguridad social para los trabajadores industriales.
El gobierno de Osorio finalizó en 1.956, después de que ganara las elecciones el candidato del PRUD, coronel José María Lemus. La campaña electoral se caracterizó por la falta de garantías democráticas, lo que impulsó a la oposición a retirarse de la contienda dejando solo al candidato oficial. Bajo el gobierno de Lemus, se construyeron importantes obras de infraestructura que impulsaron aún más el desarrollo del sector industrial.
Las tres primeras décadas del siglo XX estuvieron marcadas en El Salvador por cambios sociales, políticos y económicos: El café se consolidó como el principal producto de la economía y como soporte de la clase alta y política. Ambas clases establecieron relaciones entre ellas llegándose a fusionar.
La llegada de Hernández Martínez “echó por la borda” el proceso de democratización que había iniciado Arturo Araujo, presidente que fue derrocado por un grupo de militares jóvenes, quienes nombraron a Hernández Martínez como el nuevo presidente.
El 15 de octubre de 1979, un grupo de militares liderados por el coronel Adolfo Majano expulsó al general Carlos Humberto Romero y formó una Junta Revolucionaria de Gobierno tras anunciar la Proclama de la Fuerza Armada. La Junta cayó tres meses después que el coronel Jaime Abdul Gutiérrez y el coronel Guillermo García, Ministro de Defensa, controlarán la transición política.
A partir de la masacre la represión aumentó; las organizaciones democráticas fueron destruidas casi en su totalidad, los partidos políticos fueron declarados ilegales, los canales de expresión clausurados, el movimiento de la población controlada mediante las "Cédulas de Defensa Patriótica Nacional". Además se crearon instancias represivas para "guardar" y vigilar el orden público, sellando así un pacto entre la oligarquía y la estructura militar.
Con la llegada a la presidencia del General Maximiliano Hernández Martínez se inició un período nuevo en la historia de El Salvador: el inicio de una dictadura militar que va a gobernar el país por cincuenta años.
El general Hernández Martínez fue derrocado en 1.944 por un movimiento cívico-militar bautizado "Movimiento del 44". La Junta surgida de dicho movimiento fue, a su vez, derribada por la "Revolución del 48" que llevó a la presidencia al teniente coronel Oscar Osorio. Bajo la inspiración del PRI mejicano, Osorio fundó el Partido Revolucionario de Unificación Democrática (PRUD) y su gobierno se caracterizó por una política de fomento del sector industrial y por la promoción de la integración económica centroamericana. Estableció por primera vez salarios mínimos, y dio inicio a un sistema de seguridad social para los trabajadores industriales.
El gobierno de Osorio finalizó en 1.956, después de que ganara las elecciones el candidato del PRUD, coronel José María Lemus. La campaña electoral se caracterizó por la falta de garantías democráticas, lo que impulsó a la oposición a retirarse de la contienda dejando solo al candidato oficial. Bajo el gobierno de Lemus, se construyeron importantes obras de infraestructura que impulsaron aún más el desarrollo del sector industrial.
La economía de El Salvador
se hace referencia a todo proceso de producción, intercambio, distribución y consumo de bienes y servicios en la República
de El Salvador en América
Central. El ente gubernamental
encargado de todo aquello a lo que se hace referencia con economía de El
Salvador es el Ministerio de Economía.
Según el Fondo Monetario Internacional (FMI) y los libros publicados por la CIA, la economía de El Salvador está ubicada con
respecto a Centroamérica en el tercer lugar después de Costa Rica y Guatemala. El país se vio afectado por recesión mundial el 2009 y su PIB sufrió una retracción de 3,5% aquel año, pero la
recuperación se inició en 2010, gracias al crecimiento de las exportaciones y a las remesas desde el exterior.
Aunque según cifras recientes del Banco Mundial (1 de julio de 2009), la economía salvadoreña es
la cuarta en la región centroamericana desplazada por el rápido crecimiento de
la economía de Panamá. El Salvador fue el primer país a ratificar el Tratado de Libre Comercio entre
Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana el 2006. El tratado, conocido como DR-CAFTA impulsó las
exportaciones de alimentos, azúcar y etanol, y apoyó la inversión en el sector de manufactura
de ropas.
El Salvador buscó promover un ambiente favorable al libre comercio y a
las inversiones, y además realizó un proceso de privatizaciones que se extendió
a las telecomunicaciones, generación de electricidad, bancos y fondos de
pensión.
Después de la II Guerra Mundial,
El Salvador experimentó un largo periodo de crecimiento económico sostenido,
que en los años sesenta se benefició del Mercado Común Centroamericano.
En la década
siguiente, la economía salvadoreña sufrió los efectos de la recesión
mundial y del descenso de los precios internacionales de las materias primas,
con el agravante de las adversas condiciones climáticas. Desde finales de los
años setenta y hasta mediados de los ochenta, El Salvador sufrió un continuo
retroceso del PIB
a consecuencia de la caída de los ingresos por exportación y por comercio
intrarregional y la guerra civil.
El conflicto resultó devastador para el país, ya
que se vieron seriamente afectadas zonas agrícolas, carreteras e instalaciones
energéticas. La guerra también provocó pérdidas equivalentes a la mitad del
PIB, junto con una fuga de capitales al exterior y la caída de la inversión
extranjera. La firma de los acuerdos de paz a inicios de 1992
supuso un importante impulso a la recuperación económica, que se benefició de
la puesta en marcha de un plan nacional de reconstrucción acompañado de
reformas económicas, como un programa de privatizaciones y una serie de
reformas fiscales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario